Y, aunque nuestro trabajo tiene un punto creativo y muy polifacético, no es exactamente a la dramaturgia a lo que nos dedicamos.
Después de más de treinta años dedicándonos a este sector, sabemos que muchas personas se preguntan qué es, exactamente, la interpretación. Así que hoy que nos estrenamos con el primer artículo del blog, aprovecharemos para explicaros brevemente en qué consiste.
¿Qué es la interpretación?
El verbo «interpretar» viene del latín interpratari, que significa ‘explicar’, ‘elucidar’, ‘traducir’, ‘exponer’, y la interpretación es la actividad de mediación oral o en lengua de signos que permite la comunicación entre usuarios de distintas lenguas. Consiste en trasladar un discurso de una lengua de partida a una lengua de llegada, ya sea oralmente o utilizando la lengua de signos, de tal modo que el discurso producido por el o la intérprete sea equivalente al discurso original.
Por lo tanto, como intérpretes tenemos los conocimientos, las habilidades, las destrezas y las actitudes necesarias para transmitir cualquier texto producido en una lengua con los medios de otra lengua.
Además, hay que tener en cuenta que los y las profesionales de la traducción y la interpretación llevamos a cabo estos actos de comunicación en un contexto social con una finalidad muy determinada, que puede ser parecida a la del texto original (por ejemplo, cuando interpretamos el discurso de un orador en un congreso científico), pero también diferente (como cuando hacemos la traducción de un libro antiguo). Esto implica que debemos saber reconocer todos los elementos que intervienen en este proceso y todas las características del texto o intervención oral que traducimos para poder encontrar el equivalente más idóneo.
El contexto cultural de partida y de llegada son ejemplos claros: si en inglés o catalán, por ejemplo, se explica un chiste o se utiliza un refrán o una expresión idiomática propia, en castellano habrá que buscar un equivalente funcional, no literal, que para los lectores o receptores en esta lengua tenga sentido.
Actualmente, se denomina intérprete a la persona que realiza la interpretación entre lenguas, es decir, la persona que transmite oralmente en la lengua de llegada el mensaje del discurso emitido en la lengua de partida, teniendo en cuenta aspectos como el registro, el tono, la información implícita, las emociones, etc., ya sea en el mismo momento en que el orador original está emitiendo el discurso (simultáneamente) o cuando una de las partes acaba su intervención (consecutivamente).
Precisamente estos son los dos tipos de interpretación más usuales: la simultánea, que es la que solemos ver en los congresos, en la que los asistentes tienen que utilizar unos receptores con auriculares para escuchar la ponencia en su idioma; y la consecutiva, que se utiliza, por ejemplo, en las ruedas o comunicados de prensa y donde el intérprete y la persona que hace el discurso se van intercalando para hacer la explicación y la traducción, y los asistentes no necesitan receptores.
La interpretación, ¿una nueva profesión?
Si bien podría parecer que el oficio de intérprete es bastante actual, la etimología de la palabra nos revela que se remonta a los tiempos en los que era necesaria una figura para hacer fluir la comunicación inter («entre») partes («partes»). Los estudios etimológicos no coinciden tanto en el significado de partes, pero sí en la importancia de la raíz latina de interpres, que significa ‘mediador’, ‘mensajero’, ‘alguien que explica’…
Además, esta profesión ya está documentada en el tercer milenio antes de Cristo, en la época de los egipcios. Desde entonces, los traductores o traductoras e intérpretes han tenido un papel muy importante en el desarrollo del mundo: fueron imprescindibles en los intercambios comerciales, en las guerras, en la difusión de la cultura y el pensamiento y en el desarrollo de la ciencia y la tecnología, entre otros.
Así, cuando pensáis en los faraones conquistando otros territorios, ¿cómo os imagináis que se entendían? Pues a través del trabajo de un intérprete. Y si os fijáis en el mundo de las ideas, ¿cómo creéis que nos llegaban las teorías de Aristóteles o de Galeno en la Edad Media? Pues mediante las traducciones de la Escuela de Traductores de Toledo, entre otras. De hecho, la presencia de un o una intérprete siempre ha sido imprescindible en la comunicación de la humanidad. Desde antes de Cristo hasta la actualidad.
Hoy en día, el trabajo de los y las profesionales de la interpretación ha ampliado horizontes y ha tenido que adaptarse a las nuevas demandas que el salto tecnológico del siglo xxi ha implicado. Además, a raíz de la pandemia de los dos últimos años, los profesionales de la lengua hemos tenido que hacer un esfuerzo de adaptación enorme para poder continuar ofreciendo nuestros servicios (y ganándonos la vida, claro) de forma remota durante los meses en los que los eventos presenciales no han sido posibles.
Por suerte, las plataformas virtuales de reuniones han sido una herramienta a nuestro favor. Por ejemplo, en Teclat, hace un año tuvimos que transformar un congreso en el que llevábamos diecinueve años colaborando como intérpretes de forma presencial en un evento virtual. El resultado fue todo un éxito, en parte gracias a la tecnología, pero sobre todo gracias a la flexibilidad y la capacidad de adaptación de nuestros intérpretes profesionales.
¿Y tú? ¿Crees que la interpretación te podría ayudar a relacionarte con tus clientes? ¿Necesitas organizar un evento con ponentes o públicos que hablan idiomas distintos? Si es así, ponte en contacto con nosotras para que te asesoremos.
Para más información sobre nuestro servicio de interpretación, puedes consultar este enlace.